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Carlos Romero, nuevo secretario general de MCA-UGT: “Siempre he estado allí donde la Organización me lo ha pedido"

El pasado 4 de octubre, Carlos Romero González salió elegido nuevo secretario general de MCA-UGT, en sustitución de Manuel Fernández López, “Lito”, que tras 25 años al frente de dicho puesto, desempeñará a partir de ahora el cargo honorífico de presidente de la Federación. Carlos Romero también será, a partir de ahora, vicepresidente de la Fundación Laboral de la Construcción.

Entrevista
Fuente -

Elaboración propia.

Carlos Romero González trabajó en la empresa Cenemesa (ABB) desde 1968, ingresó en UGT en 1977 y fue miembro de su Comité de Empresa desde 1980 hasta 1986. Ese año fue elegido secretario general de la Unión Comarcal de Campoo, y en 1992, secretario general de UGT-Metal en Cantabria. En 1994, el XXI Congreso le eligió secretario Federal. Con posterioridad, el Congreso de Fusión de MCA-UGT le eligió secretario federal. En junio de 2003, el II Comité Federal le elige para que se ocupe de la secretaría de Política Sindical, cargo que renueva en febrero de 2006 y en noviembre de 2009, asumiendo, además de la responsabilidad de Política Sindical, la de Política Sectorial.

Desde el pasado 4 de octubre desempeña el cargo de nuevo secretario general de MCA-UGT y vicepresidente de la Fundación Laboral de la Construcción.

PREGUNTA.- ¿Cuáles son sus primeras impresiones en el nuevo cargo? (¿Qué da más vértigo tomarle el relevo a un histórico y carismático “Lito” o estar al frente de una organización como MCA-UGT?)

RESPUESTA.- Ambas cosas. Sustituir a un líder histórico como Lito es un reto difícil. Él ha conseguido que Metal, Construcción y Afines de UGT sea un referente para la sociedad, para el movimiento sindical y para la propia UGT, no sólo por el número de afiliados que representamos sino por la labor que se ha desarrollado en estos años y su capacidad de influencia. Por otro lado, estar al frente de esta organización es un reto en sí mismo, por las razones que citaba antes, como por los propios desafíos que debe afrontar tanto a nivel interno como externo. Y esto lo que provoca es una sensación de responsabilidad, no de vértigo.

Mis primeras impresiones al acceder a este cargo son satisfacción y orgullo porque los delegados al 26º Congreso Federal de MCA-UGT han decidido darme su apoyo para que sea su secretario general y me ofrecen la ocasión de devolver a la UGT lo que ésta me ha dado. Es un honor que afronto con la responsabilidad que supone, y con la satisfacción de saber que pertenezco a una organización madura y responsable, que ha sabido trabajar buscando el consenso para que sólo hubiera una candidatura.

 

P.- ¿Alguna vez se había imaginado desempeñar este cargo?

R.- Siempre he estado allí donde la Organización me lo ha pedido. Desde el punto de vista personal no había nada que me incentivara a ser candidato. Los que me convencieron fueron los propios compañeros. Llevo 19 años trabajando en sus equipos de dirección. Conozco bien la federación y sé de sus fortalezas y carencias. Mi único objetivo fue conseguir que el relevo se hiciera con la condición básica del consenso y por eso accedí a dar este paso.

 

P.- ¿Cuáles son los primeros retos que desea abordar? ¿Soplan nuevos aires para MCA-UGT?

R.- El trabajo sindical no se improvisa de un día para otro. Ni las estrategias sindicales ni los grandes objetivos van a variar. He formado parte de los últimos equipos de dirección y me siento participe de lo que se ha hecho hasta ahora. Sin embargo, la sociedad y la situación que vivimos exige que el sindicato se adapte y tenemos que llevar a cabo las resoluciones de nuestro 41º Congreso Confederal de UGT y del 26º congreso Federal de MCA-UGT, que son las que nos marcan los objetivos a alcanzar y las líneas de trabajo a desarrollar.

Las resoluciones aprobadas por el 26º Congreso Federal establecen que el empleo es el objetivo prioritario de todas nuestras actuaciones, pero no cualquier empleo, sino empleo de calidad y con derechos. Pero para eso es necesaria un nuevo modelo económico asentado en una cambio de modelo productivo, reindustrializando nuestro país y consolidando un sector de la construcción que contribuya al crecimiento con inversiones en infraestructuras y planes de rehabilitación de viviendas, además de mejorar la formación y cualificación de los trabajadores y trabajadoras y la inversión en I+D y en innovación, y esa es la segunda de nuestras principales reivindicaciones. Es posible una política económica dirigida al crecimiento económico y la creación de empleo, y es posible el saneamiento de las cuentas públicas con el mantenimiento y desarrollo del Estado de Bienestar y mejorar la competitividad de nuestros sectores, y ese es el tercero de nuestros objetivos.

Todos los países que hoy muestran signos de crecimiento y desarrollo tienen detrás a un sector industrial fuerte. Es decepcionante que este Gobierno ni siquiera haya abierto el debate sobre cuál debe ser el papel de la industria. Ahora en Europa sí hay esa preocupación. Se está preparando una resolución del Parlamento europeo en materia de política industrial para toda la UE y da pena ver que el Gobierno español está ajeno a ese debate y no propicia la necesidad de apostar por la industria como motor de crecimiento.

Pero no debemos olvidarnos de la construcción como motor económico. Es fundamental en la creación inmediata de empleo directamente y de forma inducida. La dimensión del sector no llegará a tener el volumen de los años previos a la crisis, pero el nuevo modelo productivo no puede desprenderse de la construcción. Tiene que seguir teniendo un peso específico en la composición de nuestro PIB y nuestra federación va a apostar por defender su desarrollo, no tanto vinculándolo a la construcción de viviendas, sino a la rehabilitación y las infraestructuras.

La crisis ha puesto de manifiesto las debilidades estructurales de nuestra economía. Para combatirla, no se han tomado medidas de estímulo sino de austeridad, que han sido un fracaso y están incidiendo negativamente en factores claves para el crecimiento a largo plazo.

Además, se está llevando a cabo un continuo ataque a los derechos de los trabajadores, con la Reforma Laboral más amplía, profunda y lesiva que hemos conocido, que profundiza en la precariedad del mercado de trabajo, degrada las condiciones de trabajo, debilita la negociación colectiva y aumenta la inseguridad de los trabajadores al hacer los despidos más baratos, más fáciles de justificar y más rápidos

Por ello es preciso una política distinta que incida en aspectos tales como el incremento de los ingresos para financiar las políticas públicas, con un sistema fiscal más justo y progresivo, hacer que el crédito llegue a empresas y particulares, con una movilización pública de los recursos, y dirigir los esfuerzos hacia la configuración de un modelo económico sustentado en actividades que den solidez al crecimiento, estabilidad al volumen y calidad del empleo y aporten valor añadido e innovación.

Desde este punto de vista, la industria ha de jugar un papel preponderante, aumentando su peso en la composición del PIB, hasta conseguir un sector industrial sólido, fuerte y diversificado. También es necesaria la reordenación del sector de la construcción para que adquiera la dimensión, configuración y estabilidad adecuada para contribuir a la mejora de la competitividad de la economía y la modernización del aparato productivo. A este respecto deben potenciarse aquellos ámbitos con posibilidades de crecimiento y generación de empleo, como la creación y mantenimiento de infraestructuras y la rehabilitación y renovación de vivienda, edificios y barrios.

Además, es necesario recuperar el papel del Estado como agente dinamizador de la actividad económica y que no se limite solo a corregir las deficiencias del mercado y recuperar factores claves de la competitividad comunes a todas las actividades productivas, como un sistema formativo cualificante, fomentar la cultura de la innovación, mejorar las infraestructuras, abordar una verdadera reforma del sistema energético, etc. Y todo ello en un marco de diálogo social ajeno al gobierno de turno, y con instrumentos normativos y reglas de obligado cumplimiento para las partes.

Dado que la acción sindical tiene su base y fundamento en la negociación colectiva, como elemento fundamental para la mejora de las condiciones de trabajo de los trabajadores, es esencial conseguir la derogación de la Reforma Laboral por el ataque que supone, entre otros aspectos, a la autonomía de las partes para alcanzar acuerdos. Entre las reivindicaciones que recoge el programa de acción destacan la homogeneización de las condiciones de trabajo, la prioridad aplicativa de los convenios de empresa, flexibilidad interna como alternativa a los despidos, salarios que tenga en cuenta la evolución de los precios, el aumento y reparto de la productividad, así como la situación de las empresas y sectores.

Y no podemos olvidar nuestras reivindicaciones en materias como la salud laboral, el medio ambiente, la igualdad, la inmigración, política social, política de formación, política de empleo, política de juventud, política de comunicación y plan de acción internacional.

Internamente, nuestras resoluciones nos orientan a conseguir una federación aún más pegada al terreno y más fuerte para defender en mejores condiciones los derechos e intereses de los trabajadores, que en un 90% trabajan en pequeñas empresas, donde la estructura del sindicato no existe y es difícil llegar a ellos.

 

P.- ¿Y qué hay de la Fundación Laboral? ¿Qué opina de su labor?

R.- La Fundación es la iniciativa más importante de formación en la construcción, ya que buena parte de su labor es el fomento de la cualificación profesional de los trabajadores del sector y favorecer su adaptación y mejorar su empleabilidad. La Fundación, gracias a su experiencia, tiene ante sí el reto de potenciar, promover y realizar las acciones formativas que ayuden a los trabajadores de la construcción a encontrar nuevas oportunidades de empleo dentro del sector.

El papel de la Fundación es fundamental en este contexto de crisis y desempleo, especialmente en el caso de la construcción. El Gobierno lleva dos años consecutivos recortando los recursos destinados a la formación para el empleo dejándolos en menos de la mitad, recursos que ponemos los trabajadores y los empresarios, cuando lo lógico sería precisamente destinar más fondos a la formación y cualificación de trabajadores para que tengan mayores oportunidades de empleo, y apoyarse en entidades como la Fundación Laboral para aprovechar su experiencia.

Por otro lado, la Fundación debe seguir teniendo como una de sus prioridades proporcionar a los trabajadores la formación inicial básica en prevención de riesgos laborales necesaria para poder obtener la Tarjeta Profesional de la Construcción (TPC), que es el medio que reconoce la formación de un trabajador, que acredita su capacitación para trabajar en este sector y, sobre todo, que certifica unos conocimientos mínimos en materia de seguridad y salud en el trabajo. Es un paso de gigante en materia de salud laboral que no debe decaer.

No podemos olvidar otra cuestión a destacar en esta materia como es la planificación y coordinación que la Fundación hace del Organismo Paritario para la Prevención en la Construcción (OPPC), dirigido a los centros de trabajo que no cuenten con servicios de prevención propios.

 

P.- ¿Cuáles cree que deben ser los caminos a seguir por la Fundación Laboral para continuar siendo un referente en el sector?

R.- Como indicaba anteriormente, estamos inmersos en una profunda crisis económica y de empleo. En esta situación, no cabe duda de que la formación de los trabajadores y la obtención de nuevos conocimientos, y por tanto una mayor cualificación, supondrá mayores oportunidades de empleo. Y es ahí donde la Fundación tiene que jugar un papel muy importante. Es decir, ante esta coyuntura y como señalaba anteriormente, la Fundación Laboral tiene que redoblar sus esfuerzos en la impartición de cursos a los trabajadores, tanto en activo como parados, orientando parte de esa labor al aumento de cualificaciones y de las posibilidades de recolocación y enfocando esa formación y cualificación en función de las necesidades de empleo del sector.

Si como reclamamos a las Administraciones Públicas, éstas impulsan, promueven e invierten en planes a largo plazo de infraestructuras, edificación no residencial, en vivienda protegida y sobre todo en rehabilitación, gran parte de ese esfuerzo formativo tendrá que dirigirse a facilitar a los trabajadores los conocimientos que les permitan desarrollar su labor en esos segmentos. Lo mismo ocurre con los nuevos requerimientos a la hora de construir y la introducción obligatoria en la edificación de ciertos materiales, elementos y sistemas que implican técnicas para las que serán necesarios trabajadores que tengan los conocimientos suficientes de las mismas. La Fundación debe facilitar –y ya lo hace- la formación necesaria para que los trabajadores obtengan esos conocimientos y especialización que les permitan acceder a esas nuevas oportunidades de empleo.

Por otra parte y teniendo en cuenta su naturaleza paritaria, la Fundación tiene que servir, como ya lo es en muchas materias, de punto de encuentro entre empresarios y sindicatos para analizar la evolución del sector y la economía en general e intentar entre todos realizar aportaciones que permitan superar esta situación y que la construcción vuelva a ser un importante motor de nuestra economía y de la generación de empleo.

 

P.- ¿Cuál es la asignatura pendiente de MCA?

R.- Son varias. Por citar algunos ejemplos: conseguir que el Gobierno recupere el diálogo social y la concertación, que ha desmantelado; lograr que negocie y pacte con nosotros ese cambio de modelo productivo al que hacía referencia anteriormente para lograr un modelo económico sólido generador de empleo; conseguir que el Ejecutivo derogue la Reforma Laboral, que ha provocado la destrucción de un millón de empleos y ha precarizado las condiciones laborales y salariales de millones de trabajadores; lograr que el sindicato esté aún más presente en las pymes y aún más cerca de los trabajadores.

Además, somos conscientes de que estamos sufriendo, los sindicatos en general, una campaña de descrédito y nuestra única opción es hablar directamente con ciudadanos y con los trabajadores. Que nos vean, que sepan lo que hacemos y cuáles son las verdades que soporta nuestro trabajo diario y el de tantos y tantos delegados que día a día defienden los intereses de los trabajadores. Por ejemplo, los trabajadores no se dan cuenta de que negociamos más 5.500 convenios donde se regulan sus derechos más allá de lo que dice el Estatuto de los Trabajadores, que formamos a más de 2.500.000 de trabajadores al año para intentar darles más oportunidades de empleo, etc., que somos los sindicatos los que nos hemos opuesto a una reforma laboral que abarata y facilita su despido, que somos los que estamos defendiendo sus pensiones, la sanidad, la educación… y nuestra obligación es informarles de todo esto.

Por eso hemos emprendido una campaña en la que tratamos de explicar a los ciudadanos las verdades y las mentiras de lo que estamos haciendo los sindicatos, frente a esas insidias permanentes que estamos sufriendo; intentamos acercar más lo que es el sindicato, que nos conozcan más, que sepan cómo nos financiamos, cómo trabajamos, qué servicios prestamos. Y que sepan que gracias a los sindicatos tienen derechos como vacaciones pagadas, bajas por enfermedad remuneradas, un salario mínimo o una jornada laboral máxima, y otros muchos derechos conseguidos a base de esfuerzo y lucha por parte de muchos compañeros.

 

P.- ¿Y de la Fundación Laboral?

R.- Lograr ser un referente, no sólo en el sector de la construcción sino en la sociedad en su conjunto. Debemos ser capaces de dar a conocer su labor y la dimensión de su trabajo, para que se convierta en el modelo a seguir. Es el ejemplo perfecto de diálogo social y de lo que podemos conseguir empresarios y trabajadores juntos.

 

P.- ¿Qué salidas ve al sector de la construcción para superar la crisis, de una vez por todas?

R.- Tanto los representantes de la administración, como los de las patronales y sindicatos, coincidimos en situar a la rehabilitación de viviendas y la inversión en infraestructuras como elementos clave para la recuperación del sector de la construcción. Y necesitamos que el Gobierno piense a largo plazo y piense en esta materia como inversión, que recuperará en un futuro inmediato, y no como un gasto.

Por otro lado, tengo que destacar que patronal y sindicatos hemos alcanzado un "pacto de sector" mediante la creación del denominado Foro del Ciclo Integral de la Construcción, dirigido a promover iniciativas para que recupere su actividad y genere empleo, ya que empresarios, patronal y sindicatos defendemos lo mismo, que es que la empresa gane dinero y genere empleo. Estamos convencidos de que, con el apoyo de políticas adecuadas de estímulo de la demanda y fomento de las inversiones, la construcción podría volver a contribuir de manera significativa a la creación de empleo, mediante el aumento de su actividad en el ámbito de las infraestructuras y en otros campos tan prometedores como la rehabilitación y la regeneración y renovación urbanas. Por eso hemos considerado oportuno poner en marcha un Foro en el que empresas y trabajadores se comprometan a realizar esfuerzos comunes, proponiendo ideas y soluciones de cara a impulsar de nuevo a nuestro sector y que presentaremos públicamente el próximo lunes 14 de octubre.

 

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